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Programación didáctica, una herramienta indispensable en la educación

Seguro que te suena a ciencia ficción este título, la programación didáctica como herramienta en las aulas. Incluso podemos pensar que el binomio educación y tecnología es igual a ingeniería. En este artículo voy a intentar exponer mi opinión sobre la utilización de la programación como herramienta de aprendizaje en la educación.

En el blog y en el podcast, intento acercar la tecnología y la programación a todos aquellos que quieran aprender cómo funcionan las cosas. Normalmente hablamos de experiencias personales, todo aquello que en algún momento nos ha podido aportar algo en nuestras vidas.

¿Por qué utilizar la programación didáctica?

Hoy quiero hablar de educación y tecnología. Tengo que aclarar que no soy EDUCADOR, si que soy padre y cuento con cierta experiencia en el trato con niños y en la educación. Sobre todo a la hora de educar con valores a nuestros hijos.

Desde esta perspectiva y con la experiencia que he adquirido a lo largo de los años, siento el compromiso y la necesidad de hablar de tecnología en la educación, más concreto de la programación didáctica.

Programación didáctica partidarios y detractores

Existen los partidarios de enseñar programación didáctica en las escuelas e institutos ya que aporta conocimientos y comprensión del medio tecnológico que nos rodea. Todos coinciden en que la programación nos ayuda a estructurar acciones complejas en pasos simples. 

Esta debería ser la base de la educación, convertir grandes retos en retos simples para que el alumno los pueda abarcar.

También están los detractores de introducir la tecnología en las aulas. La punta de lanza de este enfoque lo encontramos en Ignasi Boada, profesor de filosofía en la Universidad de Cataluña.

Para Ignasi existen dos factores fundamentales por los cuales la tecnología puede ser un mal compañero de viaje en la educación. La pérdida del contenido y el mito del progreso, conceptos filosóficos con raíces más profundas.

Ignasi nos avisa que el medio de comunicación para transmitir altera el contenido es decir, no es lo mismo transmitir un mensaje en audio que en vídeo en términos de contenido.

Hasta que surgieron los avances tecnológicos que nos han llevado al día de hoy, la gramática y la dialéctica eran el medio por el cual transmitimos el conocimiento en las aulas, las nuevas tecnologías han sustituido el medio escrito por el medio visual.

Con la tecnología actual, los profesores son capaces de dar su clase a través del vídeo es más, incluso no haría falta la figura del profesor gracias a los personajes virtuales, transformando así el contenido. Todo esto conlleva un peligro, la perdida del discurso o clase magistral y los libros, la base de la educación durante muchos años.

El mito del progreso

También existe el mito del progreso. Cuando a finales del siglo XIX y principios del siglo XX comenzaron los coches a inundar las calles de nuestras ciudades, pensamos que eso era progreso, palabra que viene del latín y que indica la existencia de un sentido de mejora en la condición humana.

Los coches y demás vehículos a motor, han aportado grandes soluciones de movilidad a la sociedad actual a costa de un precio que en ocasiones es alto, contaminación, estrés, atascos, accidentes, etc.., y la pregunta es ¿nos pasará igual con la tecnología?

¿Es la programación didáctica una herramienta o asignatura?

En este punto debo aclarar los objetivos de la programación didáctica dentro del sistema educativo. Podemos catalogarlos en dos grandes grupos, herramientas para fomentar el aprendizaje de cualquier materia y la asignatura enfocada a divulgar la tecnología.

Cuando introducimos la programación dentro de las aulas, tenemos que ser conscientes que una parte de los alumnos no sentirá simpatía por la programación. En mi larga carrera como estudiante y programador me he encontrado muchos casos de este tipo.

En este caso, estudiar lógica, algoritmia y la sintaxis de algún lenguaje de programación no aportará ningún beneficio al alumno. Siempre podemos recurrir a los lenguajes visuales como Scratch o Snap!, muy sencillos de aprender gracias a su curva de aprendizaje prácticamente plana.

Se trata de cambiar la metodología a la hora de enseñar, que los alumnos aprendan jugando y que desarrollen nuevas capacidades que aporta la programación.

Los motivados

Por otro lado,  hay alumnos que sienten una atracción por la programación y mucha curiosidad en la tecnología, es algo innato en ellos. Este sería mi caso, desde muy pequeño me he sentido fascinado por este mundo y por suerte, he podido dedicarme a ello.

Gracias a la asignatura de tecnología que se imparte en ciertas comunidades autónomas, podrán desarrollar su curiosidad y ver la tecnología desde dentro.

En ninguno de los dos casos la programación didáctica puede ser algo perjudicial para la persona, dependiendo, claro está, de la metodología. Supongamos un ejemplo, enseñar vocabulario y ortografía a través de la programación. Con Scratch puede resultar sencillo hacer un pequeño corrector ortográfico donde seamos capaces de decidir si una palabra está bien escrita o no.

A base de realizar un juego, podemos afianzar conocimientos de lengua sin darnos cuenta. Como este ejemplo, podríamos hacer miles de ellos donde el alumno sea capaz de aplicar los conocimientos aprendidos y no solo se dedique a memorizar la teoría.

No comparto la idea de que los lenguajes de programación sean el idioma del futuro, no todos tenemos que ser ingenieros o programadores. Como en casi todas las profesiones, se trata de vocación y dedicación.

Entiendo un trabajo como algo beneficioso que aporta valor y contenido a tu vida, por eso no quiero pensar que alguien que no es afín al mundo tecnológico, es curioso y esté dispuesto a seguir estudiando hasta su jubilación, sea capaz de dedicarse a este sector.

Conclusión

Por lo tanto, no hay que forzar a los estudiantes a que «por narices» tengan que aprender programación con todo lo que conlleva. Si que podemos enseñar el pensamiento computacional, a estructurar ideas complejas en pasos simples, que comprendan la lógica y que sean capaces de conocer como funciona los dispositivos que utilizan todos los días.

Gran parte de la responsabilidad en cómo encaja la programación didáctica en el sistema educativo recae en los profesores. Ellos son los que tienen que dedicar parte de su tiempo a formarse en una materia que a lo mejor no les gusta, la programación, aprender nuevos métodos de enseñanza, herramientas y lenguajes, en muchos casos sin la colaboración de la administración. Confío en el buen hacer de estos grandes profesionales que, bajo el paraguas del sentido común, serán capaces de utilizar la programación como herramienta para la educación.

El mundo está cambiando, sea para bien o sea para mal. Debemos adaptarnos a las nuevas circunstancias y adoptar nuevas metodologías que hagan que los alumnos no sean sólo un disco duro donde se almacene información. De algún modo, tienen que ser capaces de pensar y discernir por si solos, sin dejar de lado la esencia de la educación, la dialéctica y el libro.

Gracias a Shutterstock por ceder los derechos de la imagen

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