Cada día es más evidente la importancia de enseñar a programar a nuestros hijos. Son innumerables los beneficios que les aporta para su formación como personas del siglo XXI donde todo lo que les rodea está programado. No porque tengan que ser programadores profesionales, sino para entender el mundo que les rodea. Pero como siempre me gusta insistir, no tenemos que convertir una doctrina que es difícil en algo pesado. No estamos formando a profesionales, estamos formando a personas y la mejor manera es de una forma creativa, colaborativa y divertida. Si se convierte en un obstáculo a superar el resultado será negativo.
Ya en alguna ocasión he puesto el ejemplo de como me enseñaron la tabla periódica en el instituto. En esa asignatura no enseñaban química, nos enseñaban a memorizar y a rechazar esa doctrina por desconocimiento. Experimente, como con el paso de los meses, la química de mi cerebro desechaba esa información dejándola en el olvido y dejándome sin la oportunidad de comprender qué era aquello de la asignatura de química.
Al poco de escribir el artículo, donde recordaba esta experiencia, me cruce con el blog «Teach beside me», donde me esperaba una grata sorpresa. ¡Enseñaba la tabla periódica con el juego de hundir la flota!. Un juego al que todos hemos jugado y que en este blog han convertido a los barcos en los elementos de la tabla periódica. Una forma divertida de conseguir un mismo resultado y por donde yo creo que debe ir la educación en primaria y secundaria. Conseguir que disfruten aprendiendo.
Como sabes, nuestra disciplina es la programación y siempre hablamos en ese ámbito. Y es que ya son numerosas las iniciativas para acercar la programación a los niños, como code.org que lo hace con los lenguajes visuales como Scratch y creando animaciones para entretener a los mas jóvenes.
Esta formación se está introduciendo en el sistema educativo en Reino Unido y también en Madrid. Aunque aún son asignaturas jóvenes y habrá que darles tiempo para estudiar sus resultados, siempre nos asaltan dudas como la utilidad de enseñar a programar, qué edad es la más recomendada para comenzar o si el profesorado está lo suficientemente formado.
En cuanto a la utilidad, a estas alturas ya no quedan dudas. Ya lo hemos tratado en artículos como este, y es que aprender a programar no solo les da una oportunidad de conocer una profesión con mucho futuro sino aprender a resolver problemas de una forma estructurada que se encontraran en su vida cotidiana.
Otra duda que plantea más controversia, es la de a qué edad deben comenzar a aprender a programar. En el Reino Unido lo hacen con edades comprendidas entre 5 y 7 años, en la nueva asignatura de programación de Madrid está planteada para niños de 12 y 13 años. ¿Cual es la acertada?. Evidentemente a los niños de 12 y 13 años no se les va a dar la misma materia y al mismo nivel que a los niños de 5 y 7 años. Pero partiendo de la premisa que los mismos mecanismos neuronales que hacen sencillo el aprendizaje de idiomas, les hace receptivos a los lenguajes de programación, es recomendable que comiencen a familiarizarse con la programación a edades tempranas.
En el podcast de crowdfunding te hablamos de un proyecto muy interesante para todos aquellos padres con hijos de entre 4 y 7 años, Cubetto. Se trata de un robot de madera que puede ser programado a través de un tablero del mismo material. El niño, a través de un libro de historias, debe ser capaz de programar el robot colocando piezas sobre el tablero y dirigiendo al robot para llegar a su destino.
Podría ser interesante que los niños de nuestra región aprendan a programar con este tipo de juegos con 5 años. Y qué mejor que nuestros alumnos con 12 y 13 años para crear esta tecnología para los más pequeños. Cerraríamos un círculo donde habrían comprendido los fundamentos de la programación y pasen de ser meros consumidores de tecnología a creadores de la misma. Imagínate todos los beneficios, no solo sociales y emocionales de compartir su creación con sus semejantes, sino también le estamos aportando los conceptos necesarios para que entiendan el mundo tecnológico que les rodea.
La programación se está convirtiendo en el nuevo inglés y desgraciadamente con un sistema educativo deficiente tenemos dos opciones o enseñarles nosotros o llevarlos a una academia. La primera es la más beneficiosa ya que se puede aprender a programar a cualquier edad con los lenguajes visuales como Scratch y nosotros lo estamos demostrando en nuestro campus. La segunda tan válida como la otra, incluso si la formación es buena y es un proyecto colaborativo con un objetivo común, más enriquecedor para nuestros hijos. Aunque he de decir que yo disfruto con ese momento de estar enseñando a mi hijo y ver que él también está disfrutando.
Dale una oportunidad, enséñale programación y déjale que programe el mundo.